La literatura del siglo XIX estuvo distinguida por dos géneros: El romanticismo y el realismo. El romanticismo nació en Inglaterra, valoraba la originalidad, el acceso a la verdad y la justicia de forma igualitaria, y criticaba el exceso de racionalismo de la ilustración. Los románticos tenían un gran interés por lo sobrenatural, así como por lo raro, fantasmal y grotesco. Esto último llevó al desarrollo de un género fantástico en donde dentro de un supuesto mundo realista comienzan a aparecer elementos extraños o desconocidos. No es difícil pensar en cómo el género fantástico puede estar relacionado con el género de terror, tanto en la literatura como en los mitos y relatos folclóricos. La palabra vampir surge en la literatura alemana para describir un cadáver que abandona la tumba por las noches y extrae la sangre o la energía vital de los vivos para poder seguir con su propia existencia. Esta idea evolucionó para darle uno de los tantos significados al vampiro moderno, relaciona
Migrando entre temas y escribiendo sobre ello.