En el libro III de República, Platón habla sobre la música como parte de la educación que debe tener una persona joven dentro de una nación ideal. Dice que la música es de igual importancia que la literatura moral, y que debe ser considerado importante porque representa la bondad (o maldad) del alma. Esto no era individual de Platón, pues los griegos en general eran muy sentimentales con respecto a la música y el efecto que tenía la misma en ellos: El modo dórico era formal, el frigio emocionante y el lidio relajante.
La situación con los romanos fue diferente. No hay autor latino que le haya dado la importancia a la música como lo hicieron Platón y Aristóteles, por lo menos no hasta la llegada de Casiodoro. Pero, si insistimos en buscar una charla ética y educativa sobre el tema, los mejores autores que podemos encontrar son Cicerón, Séneca y Quintiliano. A los dos primeros no les interesaba realmente el tema, estaban de acuerdo parcialmente con Platón, pero Séneca nunca habló de el efecto que puede en nuestras emociones y Cicerón no pensaba que había que ser tan estricto con la preservación de una “tradición musical” como el caso del griego. Mientras que el último, veía la educación en música con un propósito meramente utilitario, específicamente para los oradores; decía que el entrenamiento de la voz le podía servir para modular y desenvolverse dependiendo de el tema que tocara, como al momento de leer poemas, donde la música es esencial. Sin embargo, y a comparación con Cicerón y Séneca, Quintiliano sí reconocía el valor emocional de la música, diciendo que “Estamos adaptados por la naturaleza a sentir placer por la música”.
Con esto de tener una “utilidad al momento de leer poemas”, podemos hacernos la pregunta de cuál era la diferencia entre la poesía y la música para estos dos grupos. Para los griegos, estaban totalmente relacionados, viendo como creaciones indivisibles la composición de música y palabras. Mientras que en Roma, esta relación no existía; si bien los romanos veían sus poemas como “apropiados si se querían tocar con la lira”, no se conocen poetas latinos que escribieran música para sus poemas. Si eran adaptadas, el trabajo lo hacía un músico profesional aparte.
Antes de la influencia griega, Roma tuvo su propia música, pero fue olvidada y abandonada rápidamente; después de toda esta actividad musical no quedó ni una sola pieza de música genuinamente romana. Quintiliano dice que los “romanos antiguos”, tenían la costumbre de usar liras y tibias es sus banquetes y que definitivamente no carecían de música. La mayoría de los libros de teoría musical que se encontraban estaban en griego, entre los más importantes se encontraban La Harmonica de Claudio Ptolomeo y los tres libros De Musica de Arístides Quintiliano (quien se sospecha fue un esclavo liberado del famoso Quintiliano).
Por último, podemos hablar del que sería el libro de música más importante en latín, que es el De Institutione Musica de Boecio. Esta obra no es considerada original, y aún así pisó fuerte en la Europa medieval con una influencia que no se merecía. Boecio al parecer se equivocó en un punto elemental pero crucial del libro de Ptolomeo, lo que causó que una cantidad importante de las escalas fueran transmitidas al revés y por esto la nomenclatura literalmente fue dada vuelta.
Como conclusión, podemos decir que Roma no tuvo, durante la mayor parte de su historia, ni una pizca de cultura musical. Y si la tuvo en el pasado, no se encontrado registro alguno, demostrando así la poca importancia que le daban. Lo que solían consumir era música de origen helenístico con cierta influencia de Asia menor, incluso los nombres dados a los instrumentos no fueron traducidos y se tomaron al literal como se encontraron en griego (a excepción de la Tuba, la Tibis y el Lituo).
https://www.manchesterhive.com/view/journals/bjrl/47/1/article-p198.xml
Muy bueno
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