Realmente, no se sabe si la alquimia comenzó en China o en India, así mismo cabe una posibilidad de que se haya desarrollado en ambos lugares al mismo tiempo. Sobre su etimología, parece haber poca duda de que viene del chino Kim o Chim, que significa "aurificación". Esto último refiere a la posibilidad teórica de que el oro puede ser manufacturado. A medida que el término fue emigrando al mediterráneo, se convirtió en Khemeia cuando llegó al griego de Egipto, y por último se le agregó el artículo determinado árabe "al-" al inicio.
Para la alquimia oriental, la búsqueda del oro manufacturado era sólo una de las ramas que funcionaban como herramienta para un objetivo más grande, la inmortalidad. Este objetivo no llegó con su magnitud a occidente, pero es un indicio de que estamos frente a dos mentalidades completamente diferentes dependiendo de la región.
¿Por qué era tan importante el oro? Para los chinos era un material conocido, pues en la antigua China las monedas eran hechas de eso. El hecho de que el oro no se oxida ni pierde su color hace relacionarlo con la perfección y la duración eterna.
El término "oro" es ligeramente diferente cuando se habla de alquimia. Los textos chinos enlistan varios tipos de oro que claramente incluyen otros metales. El intento de fabricar oro era simultáneo al intento de hacer artificialmente cosas como perlas, jades y otras sustancias. Esta combinación de acelerar lo que parecía ser un proceso natural y el planteamiento teórico del tratamiento alquímico de sustancias, lo que significa que los alquimistas podrían estar llamando a sus productos artificiales "oro" sin intención de mentir.
Por otro lado, se puede decir que los chinos sospechaban del oro natural, de un modo que "protege de las malas influencias, pero contiene veneno que si el metal se ingiere en un estado no purificado, puede matar."
Otra teoría popular era la del crecimiento de minerales y metales, esto estaba presente tanto en el pensamiento de la alquimia occidental y oriental. Esta teoría planteaba que se iniciaba con un mineral llamado rejalgar, que luego de muchos años se convertía en un tipo de mercurio que tras pasar quinientos años produce oro.
El emperador Ching-Ti prohibió la práctica de la alquimia para todos, y se le trató de la misma forma que la magia (y con razón). Esto fue así hasta que el farmaceuta y mago Luan Ta se presentó al emperador. El mago le demostró sus habilidades y Ching-Ti quedó convencido, por lo que habilitó licencias para iniciarse en el arte de la aurificación.
La alquimia tenía su debida relación con la magia, era utilizada por los que la ejercían para protegerse de peligros tanto naturales como antinaturales, por lo que no era extraño verlos con amuletos para repeler animales peligrosos y espíritus malvados. El término fang-shih ("mago-técnico") era utilizado como sinónimo de alquimista. Otra clase de esoterismos como la astrología eran utilizadas como preparación para poder llevar a cabo la fabricación del elixir, además de tener lugar algunas dietas que limitan ciertas comidas con el objetivo de purificar el cuerpo y preparar al alquimista psicológicamente para el proceso de aislamiento donde no podría ser interrumpido. Este proceso era visto como importante si lo que se pretendía era manipular el proceso de la naturaleza y su "energía vital" (qi)
Los métodos para crear un elixir de la inmortalidad son dos. El Wei-Tan, que usaba con minerales y sustancias inorgánicas, mientras que el Nei-Tan lo hacía con secreciones humanas como saliva, sangre o semen. El Wei-Tan producía elixires que eran venenosos, y consideraba que los síntomas típicos del envenenamiento por metales como efectos que demostraban el funcionamiento de la sustancia.
Otra pregunta, entonces, es; ¿para qué se seguían produciendo estos elixires tóxicos? La respuesta es que se guiaban por una concepción indígena china de longevidad, en donde el "enrarecimiento" mediante la ingestión de hierbas podrían transformar el cuerpo a algo menos humanos hacia algo relacionado a los espíritus. Se conoce en el vocabulario taoísta como hsein.
El conocimiento sobre la alquimia se pasó por diversas fuentes tales como poesía, enciclopedias y contenido folclórico. Muchas leyendas nos dicen lo asombroso del hsein, como "los ocho inmortales", que incluía las historias de varios alquimistas como Chung-Li Chuan, Lu Tung-Pin (quien siempre llevaba con él una característica espada de dos filos que daba invisibilidad) y Han Hsiang Tzu.
La época dorada de la alquimia china fue entre los años 400 y 800dc, y el tipo de razonamiento que se solía seguir era el siguiente:
"Pedile ayuda a Dios[*] y serás capaz de invocar espíritus. Invocá espíritus y serás capaz de convertir polvo de cinabrio a oro. El oro que vas a tener con esto lo podés usar para hacer platos y vasos. Vas a incrementar tu tiempo de vida. Al incrementar tu tiempo de vida, vas a poder ver el hsein del Peng-Lai (isla parte de la mitología china). Después, podrás hacer los sacrificios Feng y Shan (rito hecho para rendir homenaje al cielo y la tierra) y así escapar de la muerte."
Los grandes alquimistas del tercer y cuarto siglo fueron Ge Hong y Ko Hung. El Trabajo de Ge Hong era un mezcla de magia, astrología y farmacología. También creía que era esencial para un alquimista aislarse de la sociedad, con la cual Ko Hung no estaba de acuerdo. Este último presentaba un particular interés en la medicina, específicamente en las hierbas exóticas y minerales inusuales.
Los alquimistas taoístas estaban obsesionados con la combinación del mercurio y el sulfuro. Para esto, la parte más mística de la alquimia veía como importantes a los números cinco y nueve. Por ejemplo, habían cinco "colores cardinales" (rojo, amarillo, blanco, azul y negro) representados por cinco materiales importantes ( cinabrio, rejalgar, alumbre, azurita y magnetita) y cinco elementos. Mientras que del lado del nueve hay muchas cosas relacionadas a los cuadrados mágicos, que parecen ser creados en China, como las nueve provincias chinas o las "nueve capas del cielo."
Ya para el siglo XIV la alquimia empezó a ser desatendida por los emperadores y otras figuras políticas, el clima intelectual no era el mismo y a los alquimistas se los empezó a ver como farsantes, aunque no significó el fin de la tradición y de la práctica.
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[*]Literal del inglés: "(...)Sacrificing to the stove meant that the alchemist was seeking help from it's tutelary god in archieving a successful transmutation(...)"
The Chemical Choir: A History of Alchemy - P.G. Maxwell Stuart (2008)
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